El Arte Carolingio es el denominativo para el florecimiento artístico que, promovido por Carlomagno y su corte, dio nueva vida al arte de Europa Occidental que había llegado a un punto de extremo agotamiento.
Los conocimientos sobre arquitectura carolingia, de la que se conservan escasos monumentos, se basan en pruebas documentales, como grabados y dibujos, y sobre todo en datos procedentes de excavaciones que han permitido reconstruir la planta de algunos edificios. Las construcciones más importantes de la época carolingia son de tipo basilical, como la Basílica de Saint-Denis, de tres naves y que fue reedificada con caracteres góticos en el siglo XII. También es importante destacar las construcciones de planta central con bóvedas de origen oriental, como la Capilla Palatina de Aquisgrán, comenzada en el 798 y consagrada en el 805, inspirada en la iglesia de san Vital de Rávena.
De la pintura, tanto de temas sacros como profanos, quedan pocos fragmentos, pero de extraordinario valor, en Saint-Germain de Auxerre (Yonne) y en la cripta de San Máximo de Tréveris, así como las pinturas de San Juan de Müstair.
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